Obstrucción de la Vía Lagrimal

¿Cómo funciona la vía lagrimal?

Los ojos normalmente se mantienen húmedos gracias a la glándula lagrimal, que es un pequeño órgano localizado en el párpado superior. La glándula lagrimal como su nombre lo indica, es la encargada de producir las lágrimas. Cada vez que se parpadea, las lágrimas producidas se distribuyen sobre la superficie ocular y mantienen al ojo adecuadamente lubricado. Las lágrimas requieren un tubo de drenaje para que no se rebosen y caigan por la mejilla. Este tubo lleva las lágrimas desde el ojo a la nariz. Posteriormente, caen a la garganta y se tragan, por eso cuando lloramos se siente la nariz húmeda.

¿Cuáles son los síntomas de la obstrucción de la vía lagrimal?

Si la glándula lagrimal está funcionando normalmente y el tubo que drena las lágrimas está obstruido o deficiente, se salen las lágrimas del ojo y se produce el lagrimeo. Igualmente si hay alguna obstrucción o anomalía en la posición de los sifones que llevan las lágrimas al tubo lagrimal, también pueden escurrirse las lágrimas por las mejillas. Las lágrimas estancadas pueden infectarse y producir una hinchazón dolorosa en el saco lagrimal que queda cerca del ángulo interno del ojo.

¿Cuál es el tratamiento?

ara mejorar el lagrimeo deben tenerse en cuenta varios factores; primero, se deben observar los pequeños sifones o puntos lagrimales localizados en los extremos nasales de los párpados. Estos deben estar bien abiertos y en buena posición con respecto al lago lagrimal, si están muy cerrados o en mala posición, se puede presentar lagrimeo frecuente sin secreción y sin dolor. Para corregir este problema, se pueden abrir los sifoncitos con una pequeña cirugía de ampliación de puntos lagrimales. Igualmente, si los puntos están volteados hacia afuera o si el párpado está muy suelto, se pueden colocar unos puntos de posicionamiento.

En segundo lugar, se debe evaluar el tubo lagrimal para ver si está obstruido. Los síntomas más comunes de taponamiento son: lagrimeo excesivo, secreción mucosa (lagaña) e inflamación dolorosa del ángulo interno del ojo afectado. Si estos síntomas no se tratan, se puede producir una infección complicada alrededor del ojo. El tratamiento quirúrgico más recomendado y con mayor porcentaje de éxito (más del 90%) para este problema es una Dacriocistorrinostomía. Para realizar este procedimiento el cirujano hace un orificio que comunica el tubo obstruido con la nariz. Una pequeña incisión se hace en la superficie de la piel (Dacriocistorrinostomía externa) o adentro de la nariz (Dacriocistorrinostomía Endoscópica Endonasal). Un pequeño tubo plástico se deja en la nueva vía lagrimal de 2 a 6 meses y luego se retira usualmente en el consultorio.

Si la obstrucción es muy complicada con daño total de los sifones y pequeños tubos colectores, se debe colocar un tubo de vidrio permanente entre el ángulo interno del ojo y la nariz. Este tubo recibe el nombre de “Tubo de Jones”.

¿Cuáles son los riesgos y complicaciones?

Aunque los riesgos son mínimos y las complicaciones son poco frecuentes, es importante conocerlos. Como en otros procedimientos quirúrgicos, puede presentarse sangrado e infección. En la cirugía por vía externa puede quedar una cicatriz visible y acordonada. Ocasionalmente, se produce cicatrización anormal dentro de la nueva vía lagrimal y se vuelve a obstruir. Si ocurre una nueva obstrucción (entre el 5% y el 10% de los casos), se debe reintervenir.

Por último, es muy importante que si usted presenta una alteración en su vía lagrimal, acuda a un oftalmólogo subespecialista en Oculoplástica y vías lagrimales, ya que el sistema lagrimal es muy delicado y sólo debe ser manejado por personas adecuadamente entrenadas e idóneas en este campo.

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