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Cirugía de evisceración y enucleación

La evisceración ocular es un procedimiento que se reserva para casos en el que el ojo está severamente afectado y no tiene potencial para recuperar la visión y existe el riesgo de generar complicaciones más graves si no se hace la cirugía. La evisceración consiste en la extracción total del contenido del ojo, preservando la capa externa o pared blanca del ojo (esclera) y los músculos extraoculares. Dentro de la bolsa escleral se coloca un implante permanente para reponer el volumen perdido.

Las indicaciones para efectuar una evisceración son múltiples, entre otras se describen las siguientes:

  1. Traumatismos severos donde es imposible reconstruir el globo ocular con una finalidad visual, pero en los que la esclera está aceptablemente conservada;
  2. Ojos que han perdido su visión y producen dolor (por ejemplo, los casos de glaucoma neovascular);
  3. Ojos que han sufrido un cuadro severo de infección (endoftalmitis) que ha desintegrado sus tejidos y hubo falla en el tratamiento inicial. El implante dentro de la “bolsa esclera” adquiere el movimiento que le imprimen los músculos oculares.

La enucleación de un ojo significa la extirpación de la totalidad del globo ocular, preservando el contenido de la órbita (grasa, músculos, párpados y glándula lagrimal). Al realizar la enucleación el cirujano corta el nervio óptico (ubicado por detrás del globo ocular) y corta también la inserción de los músculos que movilizan al ojo. Los motivos que llevan a la enucleación son múltiples; entre otros se describen los siguientes: 1) traumatismos muy severos donde es imposible reconstruir el globo ocular y que además tienen la esclera muy dañada; 2) tumores intraoculares (que nacen en el interior del ojo) y que han alcanzado un tamaño importante en el que no es posible un tratamiento conservador porque no hay posibilidad de conservar visión y porque además presentan el riesgo de extenderse hacia fuera del ojo; 3) infección muy severa del ojo (panoftalmitis) en el que la esclera está afectada y no puede preservarse; 4) ptisis bulbi muy severa (atrofia severa de todo el globo ocular).

Para reponer el volumen extraído se coloca un implante o injerto dermograso dentro de la cavidad orbitaria y se reinsertan los principales músculos que movilizan al ojo con la finalidad que le impriman a la prótesis algo de movimiento (nunca el movimiento será exactamente igual al ojo sano).

Al final de la cirugía se sutura la conjuntiva (membrana mucosa que normalmente cubre a la esclera) y finalmente se coloca una cascarilla externa parecida a una lente de contacto de acrílico transparente denominada “conformador”. Esta lente permite controlar la cicatrización y evita que se adhiera la superficie posterior de los párpados, así se preservan los fondos de saco para luego adaptar una prótesis estética.

Una vez que la operación ha cicatrizado, se procede a realizar la prótesis externa cosmética. Esta es una lente de acrílico, confeccionada a medida por un protesista especializado, quien busca la máxima simetría (en diseño y color) con respecto al otro ojo. Esta prótesis tiene usualmente una movilidad muy aceptable, aunque nunca exactamente igual a la del ojo sano.

Es necesario tener muy claro que la finalidad de estos procedimientos no es recuperar la visión del ojo, el lado operado queda sin visión, son ojos sin pronóstico visual y consecuencias graves que amenazan la vida sino se extrae el ojo. El objetivo del procedimiento es prevenir complicaciones más graves, mejorar el dolor, preservar la visión del otro ojo y mejorar el aspecto estético del ojo afectado.

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