Toxina botulínica
La toxina botulínica es una proteína natural purificada que es usada hace más de 40 años en la medicina para diferentes enfermedades, por ejemplo: movimientos anormales del rostro, estrabismo, migraña, sudoración, etc. y también con fines cosméticos.
En el campo de la medicina estética se usa para mejorar las líneas de expresión que se producen cuando realizamos ciertos gestos (arrugas dinámicas) y también para retrasar la aparición de las líneas de expresión permanentes (arrugas estáticas).
¿Cómo actúa?
Su aplicación reduce la fuerza de contracción de los músculos localizados bajo la piel, evitando la formación de las arrugas en la piel que los cubre. Su efecto es prolongado y puede persistir de 5 a 6 meses y en algunos casos, mucho más tiempo. Puede ser reaplicado cada vez que se considere necesario.
La Toxina Botulínica no es un elemento de relleno por lo tanto no cambia la forma ni el volumen del rostro.
¿Cómo se aplica?
Es un procedimiento sencillo que dura en promedio 10 minutos. El médico ubica al paciente en una posición cómoda ya sea sentado o recostado, pide al paciente que haga ciertos gestos para identificar las áreas a tratar, luego procede a marcar estas áreas, a desinfectarlas y por último a aplicar el medicamento a través de pequeñas inyecciones con una aguja diminuta.
Después de realizado el procedimiento, se le dan algunas recomendaciones sencillas y usted puede reiniciar inmediatamente sus actividades. El efecto se empieza a notar en promedio al tercer día y el efecto máximo hacia el día 15.
¿Tiene algún riesgo o contraindicación?
La toxina a pesar de ser muy segura tiene algunas contraindicaciones y algunos riesgos potenciales como equimosis (“moraditos”) que resuelve en pocos días, caída del párpado reversible, estrabismo, visión doble etc.; todas estas son transitorias y en una medida muy alta evitables si son aplicadas por un médico experto.