Tumores orbitarios y de la glándula lagrimal
La órbita ocular es la cavidad de hueso en el cráneo en donde se aloja el ojo. Dentro de la órbita, rodeando al ojo, se encuentran varias estructuras como músculos, vasos sanguíneos, nervios, grasa, la glándula lagrimal; de cualquiera de estas estructuras o del hueso se puede desarrollar una lesión tumoral o crecer dentro de la órbita proveniente de otra parte. Pueden estar desde el nacimiento, aparecer a edad temprana o en adultos, pueden ser lesiones benignas o malignas (cáncer), puede tratarse de una inflamación de alguna o varias de las estructuras y simular un tumor.
Debido a que la órbita está rodeada de hueso, cualquier crecimiento o aumento de volumen dentro de la misma, generará un desplazamiento hacia adelante del ojo, hacia arriba, abajo o alguno de los lados, dando la apariencia de tener el ojo más abierto u ojo saltón. Algunos tumores pueden generar retracción de los tejidos, produciendo el efecto contrario, desplazar el ojo hacia adentro. El tumor puede presionar estructuras delicadas y ocasionar daños importantes y permanentes resultando en pérdida de la visión, visión doble, párpado caído, isquemia y otras complicaciones.
Adicional a los hallazgos en el examen físico, se requiere de estudios de imagen diagnóstica para complementar la evaluación de los tumores orbitarios. Luego de analizar la clínica y los exámenes, se determina el manejo que puede ser con medicamentos, cirugía, biopsia, radioterapia, por mencionar algunos.